Lic. María Cristina Pieri
En los niños que tienen P.C, algunas de estas tres áreas de su cerebro las cuales participan en el control de los movimientos y la postura, pueden estar afectados. La localización de esas células motoras determinará el tipo de desorden que sobreviene. La localización del daño en el cerebro está estrechamente reflejada en el niño, en las partes del cuerpo que están afectadas, y en el tipo de dificultad experimentada (Mellior 1985).
Las células de la corteza motora de cada hemisferio cerebral controlan el lado opuesto del cuerpo y son responsables por los movimientos concientes y voluntarios. Todas las partes del cuerpo están trazadas (mapa) en detalle en la distribución de las células y los intricados movimientos para la manipulación y el habla están generalmente representados. Los axones de las células que dan control al tronco y a los miembros se extienden dentro del tubo medular espinal y activan o inhiben las células que forman los nervios que van a los músculos individualmente.
Para el control de los ojos, lengua, cara y paladar los axones son más cortos y terminan en los núcleos del tronco cerebral. La dificultad en movimiento que es causada por la interferencia de esas vías es conocida por espasticidad y está caracterizada por una particular forma de rigidez y lentitud de los movimientos a causa de la ancha representación de las células motoras en la corteza de ambos hemisferios, la espasticidad está a veces limitada a una mitad del cuerpo (hemi) o a las piernas solamente (di) o a los cuatro miembros (cuadri)
Los esfuerzos voluntarios concientes iniciados en la corteza motora necesitan mucho control. Las neuronas de los ganglios básales son responsables por el tono y la postura a través del cuerpo manteniendo a la cabeza, tronco y miembros en las mejores posiciones en relación con la gravedad. Un daño en esta área causa movimientos explosivos y a saltos (atetosis y a veces inmovilidad, rigideces y distonías).
El cerebelo coordina la acción de grupos musculares y es responsable por el equilibrio, el daño de esas funciones causa atetosis.
La gran y compacta acumulación de células en los ganglios básales y cerebelo significan que, interferencias en estas zonas usualmente afectan los cuatro miembros. Los movimientos oculares, masticación, deglución y habla pueden ser afectados en cada una de asas condiciones. Otras funciones en otras partes del cerebro pueden estar también afectadas si la alteración es desperdigada hacia las células que son particularmente susceptibles a su influencia. Algunas de esas otras funciones afectan directamente la habilidad de controlar y dirigir los movimientos.
A ese respecto lo más importante es el mecanismo de feedback desde los tendones y articulaciones, los cuales informan a las neuronas motoras a un nivel subconsciente de la tensión en los músculos y las posiciones de las articulaciones. Así el mantenimiento de las posturas y la activación de los movimientos están sujeta a un verdadero sistema computarizado de control dentro del cerebro. Sumado a ésto, las condiciones por las cuales se han dañado las funciones del control directo en el cerebro, pueden llevar a interferencias con otras actividades contributarias.
Visión, audición, lenguaje y todos los aspectos del proceso del aprendizaje, atención y alerta pueden ser lesionados y centros de cicatrices pueden tornarse focos de epilepsia.
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