CONECTÁNDONOS



[Artículo publicado en la primera edición de la revista anual de la A.A.D.E.]

Lic. Beatriz Barcos
Kinesióloga-fisiatra
Terapeuta en técnicas blandas de manipulación
Miembro honorario de la Asociación Argentina de Esclerodermia

Para nosotros, los kinesiólogos, es un desafío imperdible cada vez que nos derivan un caso de esclerodermia para su atención, más aún si se encuentra en su etapa inicial.

Desafío, por lo que significa la oportunidad de comprobar la eficacia de lo que proponemos para acompañar el tratamiento farmacológico.

Son pocos los pacientes que nos llegan, y los que lo hacen generalmente son casos de larga data donde el material y método usado por la fisioterapia tradicional despierta mucho dolor y resistencia (nos referimos a ejercicios tradicionales de movilización articular pasiva y activa-asistida, de expansión diafragmática y musculatura auxiliar, estiramientos y elongaciones de diversos grupos musculares, etc.).

A partir de ciertas premisas que seguimos los que, como en mi caso particular, trabajamos hace algunos años en el campo de la neurorehabilitación, intentamos abordar esta enfermedad desde una mirada global y de respeto por el que la padece. El desequilibrio, el bloqueo y la desarmonización se manifiestan en la totalidad del paciente que sufre.

Mi propuesta es lograr una entrega a partir de un trabajo de acceso a estructuras de tejido blando en forma paulatina, respetando los límites del desagrado y la molestia.

Un toque adecuado garantiza el descenso de las percepciones dolorosas, tanto en cantidad como en su magnitud.

Estas estructuras, a las que nos referiremos como tejido conectivo, están en desequilibrio y empezarán a ser el centro de nuestra tarea con respecto a lograr la máxima corrección posible, en virtud de recuperar funciones y prevenir el deterioro.

Las herramientas que nos permiten la liberación del tejido conectivo, el masaje miofascial y ciertas manipulaciones de las terapias blandas, son ideales para el reconocimiento de las disfunciones y su corrección al mismo tiempo, pero sobre todo para la entrega del cuerpo sin resistencias.

LOGRAR UNA BUENA CONEXIÓN ES LA CLAVE.

Recordemos que el tejido conectivo conecta todo, nunca pierde continuidad, está en toda nuestra anatomía (hasta en los propios tejidos de los vasos que nutren a los vasos sanguíneos), y por supuesto, también nos da muestras del comportamiento de nuestro sistema neurovegetativo, el cual a su vez está sumamente condicionado por nuestras emociones.

Es por todo esto y mucho más, que necesitamos lograr un ida y vuelta, un diálogo tónico, para que facilite el comienzo de un trabajo de despegue del tejido implicado, el cual limita cada vez más el movimiento. De esta manera propiciamos un mejor estado de las estructuras para ir soportando elongaciones más eficaces, permitiendo que el colágeno reaccione adecuadamente realineándose, para que a partir de ciertos puntos liberemos otros a distancia que pueden estar ocasionando dolor, molestia, restricción, inadecuada irrigación, compresión, etc.

Además, la idea de poder trasmitir adecuada información a través del contacto, no solamente aleja la idea de asociar kinesiología con sufrimiento, sino que nos permite una buena predisposición del paciente al tratamiento. Para lograrlo, también sería indispensable comenzar a tratar pacientes en las etapas iniciales de la enfermedad.

En resumen, buscando un contacto que sea aceptado, intentamos conectarnos con la persona y su cuerpo, teniendo siempre en cuenta que el objetivo final es el encuentro con su propia realidad, la satisfacción de estar haciendo algo para mejorar y sentir que lo puede hacer con placer. Cuanto más cuidemos nuestro cuerpo mejor preparado va a estar para responder a los futuros tratamientos farmacológicos que se descubran.

“LA BATALLA DE LA VIDA NO SIEMPRE LA GANA EL HOMBRE MÁS FUERTE O EL MÁS LIGERO.  PORQUE TARDE O TEMPRANO, EL HOMBRE QUE GANA ES AQUEL QUE CREE PODER HACERLO”.

Fuente; SER

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