Ópticos-optometristas alertan del incremento de patologías oculares por la exposición a radiación ultravioleta sin gafas

MADRID, 2 Jun. (EUROPA PRESS) -
   Expertos ópticos-optometristas han advertido del incremento de patologías oculares, como por ejemplo cataratas o inflamaciones agudas de la conjuntiva y la córnea, debido a la exposición a la radiación ultravioleta sin gafas de sol.
   Por ello, han destacado la necesidad de que las gafas solares protejan de los rayos UVA, responsables del envejecimiento celular, así como de los rayos UVB, vinculados a las quemaduras y cáncer de piel, por lo que han recomendado adquirir las gafas de sol en establecimientos sanitarios de óptica.
   Y es que, según datos del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, una de cada tres gafas de sol vendidas en España no supera los controles sanitarios necesarios."Al utilizar gafas de sol no homologadas, no protegemos adecuadamente nuestros ojos. El problema es que esto hace que, si las gafas no ofrecen la protección adecuada, las radiaciones dañinas penetren aún más en el interior del ojo, lo que resulta más perjudicial que no llevar ningún tipo de protección", ha comentado el presidente del Consejo General, Juan Carlos Martínez Moral.

   Dicho esto, el experto ha insistido en que adquirir las gafas de sol en un establecimiento sanitario de óptica es una "garantía" de que las lentes cumplen con "todos" los parámetros de seguridad y calidad, y ha destacado la importancia de que se reciba asesoramiento de un profesional de la visión óptico-optometrista para garantizar que las gafas de sol proporcionen una protección personalizada en función de las necesidades, actividades cotidianas y de ocio o estilo de vida.
   Ahora bien, existen personas que son más sensibles a las condiciones de alta luminosidad, como aquellos que tienen ojos claros, sufren astigmatismo o algún tipo de trastorno ocular más grave.
   Así, en el caso de los niños, la necesidad de utilizar gafas de sol homologadas es aún mayor ya que el ojo del niño resulta más vulnerable que el del adulto porque antes del primer año de vida, el cristalino, que ejerce de filtro, deja pasar a la retina el 90 por ciento de la radiación UVA y el 50 por ciento de la UVB. Además, la pupila permanece más dilatada que la de los adultos y la pigmentación del ojo, que actúa como barrera protectora, se va oscureciendo con el paso del tiempo.
   La consecuencia es que, según los expertos, casi el 50 por ciento de la radiación ultravioleta a la que las personas se ven expuestas a lo largo de la vida se produce antes de cumplir los 18 años, lo que conlleva daños a corto plazo, pero también a largo plazo, provocando alteraciones corneales, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, que afectan a la visión de forma permanente.

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